
- Es cuando se deja de tratar de cambiar a los demás y nos concentramos en cambiarnos a nosotros mismos.
- Es cuando aceptamos a las personas como son.
- Es cuando entendemos que todos están acertados según su propia perspectiva.
- Es cuando se aprende a “dejar ir”.
- Es cuando se es capaz de no tener “expectativas” en una relación, y damos de nosotros mismos por el placer de dar.
- Es cuando comprendemos que lo que hacemos, lo hacemos para nuestra propia paz.
- Es cuando uno deja de demostrar al mundo lo inteligente que es.
- Es cuando dejamos de buscar la aprobación de los demás.
- Es cuando paramos de compararnos con los otros.
- Es cuando se está en paz consigo mismo.
- Es cuando somos capaces de distinguir entre “necesidad” y “querer” y somos capaces de dejar ir ese querer. Por último y lo más importante:
- Se gana la madurez espiritual cuando dejamos de anexar la “felicidad” a las cosas materiales.
Rumi, maestro espiritual persa del siglo XIII