Mes: noviembre 2017

Dios ha dicho, que una de las cosas más complicadas que existen en este mundo para cada uno de ustedes, mis amados seres de luz, es el dejar ir. Pero en el paraíso, ese lugar que les espera al final de su viaje, no es preciso dejar nada, ya que para comenzar, no existe nada que deban recordar.

A partir del momento en que cada uno de ustedes nació dentro del planeta Tierra, sus pequeñas manos se han estado aferrando a cualquier cosa a su alrededor, a su alcance o a todo aquello que conforma el mundo físico en el que se encuentran. Y mientras crecen, sus juguetes pasaron a ser un activo dentro de sus vidas, ya que en realidad los poseyeron y es que para una gran parte de ustedes e incluso para la mayoría, ha sido difícil apartarse de sus queridas posesiones no solo materiales, sino también de su apego al pasado, a sus ideas, e incluso en mayor medida, a esa fijación que tienen por el pasado.

Pero más allá de sus posesiones físicas, mis amados seres, ustedes se aferran a los seres que los rodean y es que sé que para ustedes no es sencillo saber diferenciar entre amor y apego. Amar es tener ese gran sentimiento hacia a algo o hacia alguien, mientras que el apego consiste simplemente en querer poseer o tener algo, así que abran sus corazones y podrán amar sin tener la necesidad de poseer, de esta manera dejarán a un lado el apego.

La necesidad de controlar parece venir implícita en el objeto que se desea, por lo que las demandas y expectativas generadas por uno u otro sentimiento comienzan a hacerse presentes. En ese momento y de acuerdo al sentimiento del amor o apego, actuarán de una u otra manera, ya que las desilusiones causadas por ambos sentimientos, afectan de alguna manera su forma de sentir. Sin embargo, llega un punto dentro de su viaje, en el cual son capaces de apreciar que los objetos que generan sus afectos tienen que cambiar completamente o de lo contrario, dejarán de ser satisfactorios y es de esta manera, el apego se hará a un lado y el amor ocupará su lugar.

Creo firmemente, mis queridos hermanos, que los sueños que han tenido a lo largo de su vida se encuentran rotos en este momento; digo esto porque puedo apreciar como muchos de ustedes interpretan el propósito que se les asignó consciente o inconscientemente al momento de su encarnación, mientras otros no logran satisfacer sus necesidades y como resultado de ello, se sienten impotente.

Deben aceptar el amor de manera consciente y dejar a un lado las necesidades superficiales creadas por este mundo, las cuales los atan e impiden avanzar, al liberarse de estas ataduras podrán dejar de tener la necesidad de satisfacer necesidades superficiales y en su lugar podrán enfocarse en cumplir con su propósito dentro de este mundo, el mismo que tiene un fin común para cada uno de ustedes.

Dejen a un lado estas ataduras y permítanse a sí mismos la oportunidad de experimentar una auténtica amistad, alegría y amor, lejos de sentimientos negativos. Enfóquense en aceptar y mostrar al mundo el inmenso amor que se encuentra dentro de ustedes, a través del cual tienen la oportunidad de alcanzar la felicidad y facilitar su recorrido hacia la evolución y el despertar divino.

AUTORA: Lurdes Sarmiento redactora en la gran familia de hermandadblanca.org