La verdadera oscuridad no es la ausencia de luz. Es la convicción de que la luz nunca volverá. Pero la luz siempre regresa para mostrarnos lo que nos resulta familiar.
El hogar, la familia y cosas completamente nuevas o por mucho tiempo ignoradas. Nos muestra nuevas posibilidades y desafíos que enfrentar.
A veces la oscuridad es profunda y parece engullir toda esperanza, pero siempre debemos recordarnos que la esperanza es real y visible. Solo debemos mirar hacia el cielo.