Tenemos aquí mucho para reflexionar, pensar y meditar. Busquemos el hilo de oro que nos conducirá, en conciencia vigílica, a la casa del tesoro de nuestras propias almas y aprendamos allí a unificarnos con todo lo que respira, a presentir la visión destinada a la totalidad, hasta donde podamos, y a trabajar al unísono con el Plan de Dios, en la medida en que nos ha sido revelado por Quienes conocen.
Nada sobre la Tierra podrá detener el progreso del alma humana en su largo peregrinaje de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real, de la muerte a la inmortalidad y de la ignorancia a la sabiduría… Nada puede apartar de Dios al espíritu humano.
Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul