
Aprendí que la felicidad no es una meta que alcanzas al final del camino, sino un botón interno que puedes presionar cada día. Elegirla cambia todo. Mira:
La mayoría de los comentarios que lastiman no son sobre ti.
Cada quien proyecta su mundo interior:
Si llevan luz, comparten luz.
Si van rotos, lanzan fragmentos.
No absorbas lo que no te corresponde.
No todo juicio es verdad.
No toda crítica trae contexto.
No todo intento de herirte tiene permiso… a menos que tú se lo des.
Entrena tu mente: filtra antes de cargar. Cuando escuches algo duro, pregúntate:
¿Esta voz viene de alguien en equilibrio?
¿Refleja mi realidad o la herida de quien habla?
¿Quiero llevar esto conmigo el resto del día?
Cuando dejas de tomarlo personal, respiras distinto:
De reaccionar pasas a responder.
De romperte pasas a conocerte.
De defenderte pasas a construirte.
