
Cuando llegue la tristeza, acéptala. Escucha su canción. Tiene algo que darte.
Es un regalo que ninguna felicidad puede darte; sólo la tristeza.
La felicidad es siempre superficial; la tristeza es siempre profunda. La felicidad es como una ola; la tristeza es como las profundidades del océano. En la tristeza, te quedas contigo mismo, solo. En la felicidad, empiezas a acompañar a otras personas y empiezas a compartir. En la tristeza, cierras los ojos y te sumerges en lo más profundo de ti mismo.
La tristeza tiene una canción… Acéptala.
Disfrútala… Te trae tantos regalos que ninguna felicidad puede traerte. Crecerás a través de ella… será un trampolín. Y recuerda siempre:
La persona que siempre ha vivido feliz, sonriendo, frívolamente, no ha entrado en el templo interior de su ser. No conocen el santuario interior.
Cuando llegue la felicidad, sé feliz: baila y extasíate. Cuando llegue la felicidad, no trates de aferrarte a ella. No digas que tiene que durar para siempre; entonces la perderás.
No rechaces la tristeza ni te aferres a la felicidad. Pronto te darás cuenta de que la felicidad y la tristeza son dos aspectos de la misma moneda. Entonces tu interior se enriquecerá y podrás disfrutar de todo.
Osho
