
La libertad es mi derecho espiritual innato. Vivo en libertad cuando expreso mis pensamientos, persigo mis sueños y me comporto con dignidad y respeto hacia mí mismo. Ejercer la libertad implica usar mis dones espirituales de comprensión, fe, amor y fortaleza para orientar mis decisiones y acciones. En este camino, encuentro la verdadera libertad.
Agradezco y honro a todos aquellos que han trabajado con valentía y dedicación para construir un mundo donde muchos puedan disfrutar de esta libertad genuina.
En oración, visualizo una comunidad humana en armonía, donde se satisfacen las necesidades básicas de todos, se respetan diferentes perspectivas y se celebra la expresión única de Dios en cada individuo.
Hagan uso de su libertad, pero no la usen como pretexto para hacer lo malo, sino para servir a Dios.—1 Pedro 2:16
