Se un servidor para el mundo



El crecimiento espiritual en la senda de la realización incluye el servicio humano como un componente esencial de la expresión y el desarrollo.

Podemos servir a través de lo que hacemos por los demás y por lo que somos, pero lo que realmente puede tener un largo alcance es el servicio de quiénes somos.

Si tenemos consciencia del ser mientras servimos a los demás, entonces la calidad de nuestra atención o cuidado se acrecienta sobremanera. Si a través de la rememoración nos sustentamos cuando no estamos involucrados con los otros, entonces, nosotros irradiamos paz por esta expresión de fe.

Si estamos contentos mientras realizamos las tareas mundanas, vamos a influir en aquellos que son testigos de nuestra felicidad. Estos son aspectos de un servicio natural y sin esfuerzos, que proviene de nuestra actitud y nuestra postura.

Es posible convertirse en un servidor permanente del mundo, cuando logramos adquirir la necesaria experiencia en la meditación. Con la capacidad para retraernos a voluntad, podemos adoptar la forma de la semilla, que es “incorpórea”, de una manera natural y fácil, sin que parezca que estamos meditando.

Nuestras virtudes y facultades originales salen a la superficie, y los pensamientos transmiten al mundo pureza y buena voluntad. La sanación es la propia naturaleza del que tiene el logro espiritual de ser un servidor del mundo.

motivando.tu.alma21

Oración de Agradecimiento



Quiero elevar una plegaria de agradecimiento a ti, mi  Dios y Padre, no sólo por el don de la vida que con inmenso amor me has concedido, sino por todo cuanto haces en cada milésima de segundo.

Gracias por tu amor misericordioso, que me levanta de cada tropiezo que tengo,
Gracias por mirarme como lo haces,
Gracias por darme nuevas oportunidades,
Gracias por ser mi fuerza,
Gracias por ser mi luz,
Gracias por ser mi camino, que aunque en ocasiones quiera perder el rumbo,
tú cuan brújula me guías,
Gracias por secar mis lágrimas,
Gracias por saciar mi sed,
Gracias por alimentarme con tu palabra, con tu cuerpo y sangre,
Gracias por siempre creer en mí, aún cuando yo mismo he dejado de hacerlo.
Una sencilla palabra, que al pronunciarla produce tantos sentimientos,

Gracias Amado Padre.
Gracias Dios por TODO y TANTO.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.

AMÉN