
Cuando vemos nuestro propio crecimiento espiritual, creo que tendemos a pensar en términos de cambio y transformación, mejorar con respecto a quienes somos ahora.
Intentamos ser alguien diferente, quizá una versión aparentemente inalcanzable de nosotros mismos.
Pero todo lo que somos ya es perfecto.
En algún nivel de la realidad, ya existe la versión de nosotros que no está llena de ego, ensimismamiento, miedos ni inseguridades.
Cuando ofrecemos nuestras cualidades más divinas a alguien más, cuando expandimos nuestra capacidad para amar y cuidar, cuando nos volvemos altruistas en aspectos en los que éramos egoístas, no cambiamos ni nos transformamos, sino que estamos regresando a nuestro estado perfeccionado y regresando al mundo a su estado perfeccionado de existencia en el proceso.
Con esta enseñanza, cada uno de nosotros puede acercarse a un entendimiento más profundo.
Tu propia perfección siempre ha estado allí y nunca desaparecerá.
La perfección del mundo también ha estado siempre allí. Un mundo sin oscuridad, lleno de paz y plenitud total.
El regalo de cada día es la cantidad ilimitada de oportunidades que tenemos para regresar a dicha perfección.
motivando.tu.alma21
