El poder de discernir

Cuando hablamos de discernir, o del discernimiento, nos referimos a la capacidad de diferenciar las cosas entre sí, o sea, de distinguir algo de lo demás, o incluso de apreciar qué es lo bueno y qué es lo malo.

El concepto del discernimiento está relacionado con la comprensión: para poder distinguir las partes de algo, es necesario entenderlo primero; y también con el conocimiento: quienes más saben sobre algo, poseen mayor capacidad para diferenciar sus elementos.

Es entonces el poder de discernir  el que nos permite usar lo mejor de nuestro intelecto, y ejercitar el arte de consultar a la parte más consciente del ser, para así comprender la verdad y la falsedad, lo correcto y lo incorrecto, lo real y lo ilusorio, el beneficio y la pérdida.

Este es el poder de la claridad que permite ver con otros ojos, oír con otros oídos. Tiene que ver con confiar en lo mejor de nosotros. Es el poder de escuchar lo que se sabe más profundamente.

Es el poder de mantener quietud y buscar la verdad del momento antes de reaccionar. La reacción es dejarse controlar por estímulos externos, es un estado de debilidad que nos lleva a sucumbir ante la emoción en lugar de utilizar la razón.

El poder de discernir es como una ventana que permite saltar las reacciones compulsivas y, observando, ver la realidad de una situación.

Invita a reconocer que tan solo la lógica no es suficiente. Señala que se debe afinar y confiar en el poder intuitivo, así como permitir que diga su verdad aquel conocimiento que está más allá de la lógica.

Confianza pasa a ser la palabra clave, pues mientras más confianza hay en el ser, mejor sabemos distinguir cuándo el sentido del conocimiento es preciso.

motivando.tu.alma21

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